Hoy viernes 8 de marzo se conmemora el Día internacional de la mujer trabajadora, en el que se releva la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona en igualdad con el hombre. Fecha instaurada en 1975 por Naciones Unidas en reconocimiento a reivindicaciones de derechos que el movimiento de mujeres sostenía desde hacía décadas y que tiene como hitos las protestas de 1857 y 1908 de trabajadoras textiles en Nueva York, en protesta por el trabajo infantil, demandar mejores salarios, disminución de la jornada laboral y tiempo para la lactancia. Es decir, mejoras en condiciones laborales que costaron la vida a cerca de 300 trabajadoras, producto de brutal represión ejercida contra ellas.
Existen distintos tipos de violencia hacia la mujer, como la inequidad salarial, la carga desproporcionada del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, los roles o estereotipos de género que limita las oportunidades de éxito desde la niñez, entre tantas más. Dentro de este contexto de violencia estructural contra la mujer, y como gremio de la Salud Pública en la cual el 75% que trabajan en ella son mujeres, estas situaciones se dan tanto a nivel de acoso laboral como sexual, ante lo cual hemos luchado y seguimos luchando para poder erradicarlas de los ambientes de trabajo (MALS). Así también, hemos estado atentos y atentas a la implementación efectiva del Convenio 190 para la eliminación de la violencia y el acoso laboral contra la mujer y disidencias sexuales.
A lo largo del tiempo y si bien es cierto algunas cosas han ido cambiando, aún persisten estructuras patriarcales y machistas en cuanto al trato hacia la mujer y las formas en que éstas son violentadas de diversas formas y en distintos espacios, tanto domésticos como laborales, en los cuales se siguen dando casos de violencia de género, reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados, inequidades salariales, falta de autonomía económica, de cuidados infantiles, seguridad funcionaria, entre otros. Temáticas sensibles para avanzar en la construcción de una sociedad más igualitaria y libre de violencia, que son materias y demandas que como CONFEDEPRUS hemos incorporado en nuestra plataforma reivindicativa, junto con la necesidad de una nueva y real carrera funcionaria.
El sector de la Salud Pública está compuesto en más del 70 % por dotación femenina, replicándose en estos ambientas la violencia estructural contra las mujeres y que se refleja además con contratos precarios, honorarios que no dan estabilidad, brechas salariales, alta carga laboral, maltrato y acoso laboral y/o sexual, etc. Múltiples factores de riesgo psicosocial que las perjudican día a día, siendo la falta de una real carrera funcionaria uno de estos problemas si consideramos que sólo un 29 % tiene acceso a ella, porcentaje del cual apenas el 7% puede llegar a los grados superiores. Por ello, en el marco del mes de la mujer que comienza este viernes 1 de marzo, es necesario reiterar que los y las profesionales merecemos una nueva ley de encasillamiento tanto para titulares como para contratas, al menos para el 80% de la dotación y porcentajes por grado que aseguren real movilidad.
Es por esto que hemos decidido dar esta lucha de manera articulada, con unidad sindical, de manera de fortalecer los avances aún pendientes para la mujer trabajadora, tanto en labores formales como informales, además del trabajo doméstico no remunerado, convocando de manera conjunta a paro nacional para el próximo lunes 11 de marzo, porque los trabajadores y en especial las trabajadoras de la Salud Pública centralizada no pueden seguir esperando el cumplimiento de compromisos que les permitan tener mejores condiciones laborales, siendo éste un pilar fundamental para dar garantía de una salud digna, oportuna y de calidad a los chilenos y las chilenas.
