¿Se está manejando bien la pandemia del Covid-19 en Chile?

Reinaldo Barría

Kinesiólogo

Encargado de Comunicaciones CONFEDEPRUS

Desde el inicio  de esta pandemia, la estrategia del gobierno de Sebastián Piñera, liderada por su ministro de Salud, Jaime Mañalich, fue controlar, mantenerse a flote en esta crisis sanitaria mundial. En efecto, pues al revisar declaraciones emitidas por el ministro de la cartera, nos encontramos con frases como “el esfuerzo del gobierno no es que nadie se contagie, sino que se contagien de manera lenta”, sentencia que establece claramente el objetivo de las políticas de salud pública que se iban a generar.  De esta frase se desprenden las decisiones de cuarentenas parcializadas y toque de queda nocturno. No importa que la población, en especial nuestros adultos mayores, se contagien y mueran, lo importante es que no lo hagan todos al mismo tiempo.  Técnicamente se conoce como “aplanar la curva” y ello conlleva una mantención del peak por más días, un período de latencia del virus más largo, meses de contagio lento. De aquí la necesidad comunicacional de frases como “nueva normalidad” o “retorno seguro”.

El ministro de Salud ha intentado bajarle el perfil a la pandemia en cada una de sus intervenciones, con argumentos tales como “¿qué pasa si el virus muta y se vuelve buena persona?”, lo cual sólo ha tenido como intención excusarse por no tomar medidas de contención más severas. Otro de los elementos más graves, a nuestro juicio, es sugerir que algunas muertes, fundamentalmente de adultos mayores de más de 80 años, se habrían producido a causa de su condición basal anterior y no específicamente a causa del coronavirus, “muere con cornoavirus” concepto usado por el ministro en sus intervenciones.

No podemos desconocer que la estrategia comunicacional del gobierno, en cuanto decir verdades a medias y no entregar datos que den cuenta de la real magnitud de la pandemia en Chile, le ha dado resultados en términos de instalar en la opinión pública una sensación de control de la pandemia. Según cifras oficiales, llevamos hasta la fecha cerca de 14 mil personas contagiadas, en  circunstancias que diversos expertos señalaban que la cifra podría llegar a unos 7 millones. ¿Éxito de las medidas del gobierno o verdad a medias? Lo señalado por los expertos apuntaba a la totalidad del tiempo que dure la pandemia -fecha muy distante aún-,  no a la cantidad de personas infectadas al día de hoy. Por otra parte, debemos considerar que cuando se habla de “sólo” 13.800 casos, ningún país en el mundo ha logrado ni logrará conocer la cantidad total de contagiados, al existir un porcentaje superior al 30% de la población de casos positivos, pero que no presentan síntomas. A lo anterior debemos sumar otros 2 factores, como son los resultados de muchos exámenes que dan falsos negativos y la imposibilidad técnica de testear a toda la población, lo cual no permite conocer cuántos chilenos y chilenas se han contagiado a la fecha y se contagiarán en el futuro, estimándose que existe, al menos, un 30 % más de contagios por sobre las cifras oficiales.

Otro ejemplo de este manejo comunicacional del gobierno, que insiste en la instalación de verdades a medias para generar opinión pública favorable, dice relación con el mensaje respecto de ser uno de los países con la menor cantidad de víctimas por COVID-19 en América Latina, nombrándose a Brasil, Perú, Ecuador y Colombia por sobre nosotros, lo cual nos sitúa en la medianía de la tabla, superando en fallecidos/as a Argentina, Bolivia, Uruguay, Venezuela y Paraguay (TABLA N°1), dato que se omite. Si estuviéramos en un campeonato de fútbol, dicha ubicación nos situaría en el quinto lugar de personas fallecidas dentro de Sudamérica, dentro de un total de 10 países.

TABLA N° 1
PAIS FALLECIDOS
BRASIL 4555
PERU 782
ECUADOR 663
COLOMBIA 253
CHILE 198
ARGENTINA 197
BOLIVIA 80
URUGUAY 15
VENEZUELA 10
PARAGUAY 9

Cuando se habla de número de fallecidos, se refieren a números absolutos sin ningún tipo de comparación, entonces al escuchar estas cifras 198 fallecidos, lo único que podemos hacer es lamentar ese número, lamentar que por buenas o malas políticas sanitarias han muerto 198 compatriotas.

Para poder determinar si lo hacemos relativamente bien o no, existe una medida llamada Tasa de Mortalidad, que nos entrega el número de personas que han muerto en un lapso de tiempo, de acuerdo a su población. El cálculo se puede hacer por cada mil, cien mil o 1 millón de habitantes, manteniéndose la misma relación.

En la Tabla N° 2 se establece al 27 de abril de 2020 la Tasa de Mortalidad en Sudamérica por cada millón de habitantes.

                                                                                     TABLA N° 2
PAIS POBLACIÓN * FALLECIDOS ** TASA MORTALIDAD***
ECUADOR 15.700.000 663 42,2
PERU 32.800.000 782 23,8
BRASIL 212.200.000 4555 21,4
CHILE 19.000.000 198 10,4
BOLIVIA 11.300.000 80 7,0
COLOMBIA 50.300.000 253 5,0
ARGENTINA 45.200.000 197 4,3
URUGUAY 3.500.000 15 4,2
PARAGUAY 7.200.000 9 1,2
VENEZUELA 28.000.000 10 0,3

* Población estimada a 2020 según último censo realizado y tasa de natalidad y mortalidad de cada país

** Cifra oficial país al 27 de abril de 2020

*** Tasa de Mortalidad por 1 millón de habitantes

Respecto de la evaluación de muertes por COVID-19 en relación con la población total de cada país, en la tabla anterior podemos observar que Chile ocupa el cuarto lugar. Es decir, técnicamente en Chile mueren 10 personas por cada 1 millón de habitantes. ¿Estamos haciendo bien las cosas? Sólo somos superados por 3 países en Sudamérica y hay 6 que tienen menos mortalidad en relación a su población.

Se ha planteado, con gran orgullo, que somos el país sudamericano que más test realiza en la población y que esta estrategia influye de manera significativa en la disminución del contagio. Efectivamente es así,  pero en esta verdad a medias que se entrega, lo que no se dice es que el 80% de los test tomados están demorando entre 5 y 7 días en dar el resultado, tiempo crucial para evitar más contagios. A la fecha, de 19 millones de habitantes sólo 160 mil se han realizado el examen y el sistema de Salud no tiene capacidad para ser más eficiente. Por último, se dice que estos últimos días se están realizando más exámenes que en el pasado, pero al revisar las cifras de exámenes diarios realizados vemos que esa afirmación tiene sus bemoles  (Tabla N° 3)

DIA/MES N° EXAMENES DÍA/MES N° EXAMENES
1 ABRIL 2898 15 ABRIL 4079
2 ABRIL 2685 16 ABRIL 6551
3 ABRIL 3405 17 ABRIL 5449
4 ABRIL 4467 18 ABRIL 5018
5 ABRIL 3343 19 ABRIL 4758
6 ABRIL 2908 20 ABRIL 5178
7 ABRIL 2258 21 ABRIL 3530
8 ABRIL 3269 22 ABRIL 6365
9 ABRIL 7962 23 ABRIL 6425
10 ABRIL 4444 24 ABRIL 7120
11 ABRIL 3577 25 ABRIL 6945
12 ABRIL 5897 26 ABRIL 6763
13 ABRIL 2764 27 ABRIL 5260
14 ABRIL No registra en pag. Minsal    

Como se observa en el gráfico, el día 9 de abril se registró el mayor número de exámenes realizados, cifra que en la última semana ni siquiera se le acerca. ¿A qué se debe esta disparidad de mediciones? ¿Existirá contención en la entrega de estos datos? ¿Por qué si el 9 de abril el sistema de Salud tuvo la capacidad de entregar casi 8 mil exámenes, no ha sido así en los otros días? ¿Es una forma artificial de mantener el aplanamiento de la curva?

Un aspecto más en este manejo de las cifras es no considerar el aumento de fallecidos durante el mes de marzo 2020, en comparación con el mismo mes de marzo 2019, no pudiéndose atribuir esta gran diferencia al día lunes extra que tuvo este mes de marzo respecto del año anterior, argumento entregado por la máxima autoridad ministerial, Jaime Mañalich. Por otra parte, se ha sabido de algunos casos de personas a las que se les ha hecho el examen para COVID-19 una vez fallecidas. ¿Cuántos de estos decesos en marzo perecieron a causa del Coronavirus? La situación epidemiológica actual perfectamente podría ser la causa de este incremento.

Lo que nos queda claro en el manejo sanitario de esta pandemia, en definitiva, es que el foco de atención no se encuentra en salvar vidas. La relevancia para este gobierno no está puesta en que no colapse el sistema de Salud, en proteger a la ciudadanía, a funcionarios y funcionarias, sino en sacar réditos políticos, mostrar que se están haciendo bien las cosas cuando no es así. Sólo se están administrando los recursos, la pandemia, no aspirando a ganar el campeonato -volviendo a la analogía futbolera-, sino sólo haciendo lo posible para no descender, reflejando con ello la mediocridad de una directiva y un entrenador sólo preocupados de mantenerse a flote en sus cargos.

 

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