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EDITORIAL: Logros y desafíos

Esta semana como CONFEDEPRUS llevamos a cabo la última Asamblea Nacional Ordinaria del actual directorio, espacio de encuentro, debate y acuerdos que son parte fundamental de nuestro quehacer sindical y democrático como gremio de trabajadores y trabajadoras de la Salud Pública de Chile y que han marcado el carácter organizacional que nos caracteriza y distingue desde nuestros inicios.

En estos 2 años de gestión hemos logrado avanzar en reivindicaciones al ser parte de la Mesa del Sector Público de la CUT, lograr el incentivo al retiro permanente para nuestros trabajadores y trabajadoras, las modificaciones legislativas en materia de protección de derechos, el trabajo articulado con la Comisión Chilena de Derechos Humanos y la Fundación Sol, entre otros. Estos, logros que nos han permitido ir alcanzando algunas metas, pero que al mismo tiempo nos presentan desafíos para seguir conquistando las otras metas pendientes, que son objetivos de nuestra plataforma reivindicativa.

En esta línea, seguiremos adelante con nuestro compromiso para lograr materias tan anheladas como son el mejoramiento de la Carrera Funcionaria, un encasillamiento ahora y un nuevo modelo que nos permita facilitar las posibilidades de ascensos para nuestros trabajadores y trabajadoras, esperando también que se pueda concretar lo relacionado con el DFL 31, las 40 horas para nuestro sector y todo aquello vinculado al concepto de disponer de condiciones para el trabajo decente. Junto con lo anterior y dentro del ámbito presupuestario, será también parte de nuestras luchas el poder obtener los recursos necesarios para nuestros hospitales, que permita dar atención oportuna, digna y de calidad al 80% de la población.

Para ello y más allá de los directorios de turno, es importante seguir con las luchas que nos dan sentido como organización sindical, teniendo la capacidad como CONFEDERUS de seguir articulándonos con otros actores sociales para potenciarlas, dentro de un escenario siempre complejo que se ve aún mas amenazante ante la eventual llegada al poder de sectores conservadores y retrógrados en derechos sociales que representan una clara señal de advertencia no sólo para nuestras reivindicaciones sectoriales, sino también -y como consecuencia de aquello- para la mejora de las condiciones de vida de la población, que en su gran materia se atiende en el sistema público de Salud, de manera de tener un impacto positivo no solo para los y las trabajadores/as públicos/as, sino para el buen vivir de quienes habitan este territorio.

EDITORIAL: La crisis del Van Buren es la crisis de la Salud Pública

Durante las últimas semanas, el Hospital Van Buren de Valparaíso ha hecho noticia gracias a la sostenida situación de falta de recursos que ha debido soportar y que ha llevado a que proveedores suspendan el suministro de medicamentos e insumos, afectando la atención de cientos de pacientes. Una situación que se repite en diversos hospitales del país y que no es sino el reflejo de una crisis mayor, estructural y que no ha sido enfrentada con el sentido de responsabilidad ni urgencia por parte de diversas autoridades. El hecho, ya de por sí lamentable, motivó la revisión de los estados financieros por parte del Servicio de Salud Valparaíso – San Antonio, dejando al descubierto serias irregularidades, como compras con trato directo a sociedades de médicos funcionarios del mismo hospital, contrataciones irregulares y pagos por servicios que, en la práctica, no se habrían realizado. También se descubrió que médicos que trabajan en el hospital habrían recibido pagos extra mediante empresas externas creadas recientemente, además de una deuda de más de $22 mil millones que motivo una querella por fraude y malversación de fondos públicos en contra de quienes resulten responsables.

La situación de precariedad en insumos, infraestructura y condiciones de trabajo decente para las y los profesionales de la Salud que se desempeñan en el hospital Carlos Van Buren de Valparaíso es sólo el reflejo de una situación mucho más amplia y generalizada a nivel país sobre el estado del sistema público. Un estado de profunda y sostenida precarización y desmantelamiento que como CONFEDEPRUS hemos venido denunciando desde hace mucho tiempo, sin que hasta ahora nuestras luchas y demandas hayan tenido acogida favorable, a pesar de compromisos y del hecho que la Salud siga siendo una de las principales demandas sociales no resueltas y que requieren de soluciones con sentido de urgencia.

Lo cierto es que las sociedades médicas y otras no son una práctica aislada, casos hay muchos, constituyéndose en un nicho de negocio ilícito carente de toda ética. Por ello, estás prácticas deben sancionarse con todo el rigor de la ley, pues destruyen aún más la Salud Pública. No puede ser que, además de la falta de recursos y deudas de arrastre que precarizan nuestros hospitales y la atención de millones de chilenos y chilenas, la Salud Pública de Chile además deba soportar este tipo de hechos que, lejos de ser situaciones aisladas, son prácticas sistemáticas que constituyen falta de probidad y presumible dolo o, al menos, graves negligencias como abandono de deberes funcionarios, ante lo cual como CONFEDEPRUS emplazamos a las instancias pertinentes a esclarecer eventuales responsabilidades penales, pues este tipo de conductas atentan no sólo contra la probidad, sino contra la salud y vida del 80 % de la población que se atiende en el sistema público.

EDITORIAL: La Seguridad Social como derecho fundamental

El pasado jueves 20 el presidente de la República, Gabriel Boric, encabezó la promulgación de la reforma de pensiones, uno de los proyectos emblemáticos de su administración y que ha generado el beneplácito y la conformidad de gran parte del espectro político.  Una reforma que como CONFEDEPRUS vemos que no reforma nada, ya que se trata solamente de un ajuste financiero que beneficiará principalmente a las administradoras privadas de las pensiones de los trabajadores y las trabajadoras de Chile, incrementando sus ya millonarias ganancias a costa de los escasos beneficios para los y las cotizantes, que en el caso principalmente de las mujeres deberán sortear diferentes requisitos para poder acceder a ellos, manteniéndose pensiones bajo el sueldo mínimo incluso bajo la línea de la pobreza. Por ello, mientras no exista una reforma que elimine el sistema de capitalización individual en Chile no habrá reforma real de nada, ya que la mantención de la lógica de la capitalización individual y su administración no mejorará las tasas de reemplazo para los pensionados y las pensionadas, debiendo el Estado mejorarlas a través de subsidios que no aseguran ser suficientes, menos para las pensiones futuras, ganando solo las AFP’s.

Pero más allá de los aspectos técnicos, cifras y porcentajes que se esgrimen en favor de esta reforma que consolida el actual modelo de pensiones, como gremio de trabajadores y trabajadoras de la Salud Pública de Chile y en conjunto con otros gremios y fuerzas sociales nos oponemos a este maquillaje, que no altera en nada el fondo del problema, postergando la crisis previsional y fortaleciendo a las AFP’s, a pesar de las repetidas veces que la ciudadanía ha demandado terminar con un sistema que ha mostrado ser un absoluto fracaso después de más de 40 años de ejercicio y falsas promesas. Modelo que ha mantenido bajas pensiones, desigualdad, falta de solidaridad, altos costos de administración, riesgos de inversión, etc.

No queremos más cambios en la medida de lo posible, por lo que seguiremos en el requerimiento de cambios estructurales. No puede ser que el Estado salve el negocio privado de las isapres y las AFPs y no pueda hacerse cargo de lo público, de la seguridad social de la población. Por esto, exigimos se replantee la reflexión sobre el tema de forma integral y se encamine al país hacia un sistema basado en el Derecho fundamental de la Seguridad Social. Como CONFEDEPRUS creemos irresponsable la decisión de insistir en un sistema que muestra su incapacidad para pagar pensiones suficientes, por lo que no podemos más que rechazar este proyecto de ley y hacer el llamado a la marcha nacional de este 30 de marzo para que una vez más se escuche fuerte y claro lo que queremos la gran mayoría de los chilenos y las chilenas.

EDITORIAL: Ahora es el turno de la Salud Pública

El pasado 31 de enero el presidente Boric promulgó la ley que reparó la deuda histórica del Estado con el profesorado del país, demanda largamente esperada por más de cuarenta años y cuya normativa establece pagos a 57 mil docentes cuyos derechos laborales fueron vulnerados con el traspaso de administración, realizado en dictadura, de los establecimientos educacionales hacia los municipios. De esta manera, la actual administración concretó una de sus promesas de campaña. En el sector Salud tiene sólo una de las veinte promesas cumplidas, como es el Incentivo al Retiro, lo que si bien es valorable resulta insuficiente para subsanar la gravedad de las deficiencias que arrastra desde hace décadas el sistema y que se han visto reflejadas en las listas de espera y la crisis hospitalaria a lo largo del país. En efecto, según reportes del Minsal a noviembre de 2024 se registraron cerca de 40 mil muertes de personas que estaban en lista de espera, mientras unos 3 millones de pacientes siguen esperando su turno, que en vez de ser sinónimo de vida muchas veces termina siendo de muerte.

Ante ello, como CONFEDEPRUS creemos que el Estado también tiene una deuda histórica con la Salud Pública y quienes sostenemos el sistema, como somos sus trabajadores y trabajadoras, por lo que es tiempo de cumplir y saldar esta deuda no sólo con el equipo de trabajo, sino con el 80% de la población que es atendida, precisamente, por quienes somos la base de la red asistencial del país. La salud y la vida de millones de chilenos y chilenas debe ser siempre una prioridad para todos los gobiernos, un tema de Estado, pues de ello depende también una fuerza laboral económicamente activa y productiva. Esto, dentro de un escenario político que se ve regresivo en términos de derechos sociales y laborales, hablándose incluso de recortes al gasto social, siendo que los recursos y los aumentos presupuestarios deben ser vistos más bien como inversión en términos de poder contar con una fuerza laboral sana, en un escenario en que la sociedad envejece cada vez más. Invertir hoy en Salud puede ayudar a evitar gastos y costos futuros para el país.

Es por esto que como gremio de a Salud Pública de Chile, y en plena época electoral, estimamos que sería oportuno y pertinente poder contar no sólo con el compromiso de aquellas candidaturas a la presidencia que estén conscientes de manera responsable de la necesidad que tiene el fortalecimiento real de la Salud Pública de Chile, sino también con el cumplimiento real y efectivo de esas promesas. Millones de chilenos y chilenas no pueden seguir esperando eternamente por una atención oportuna, digna y de calidad, así como tampoco los profesionales trabajadores y trabajadoras de la Salud Pública tampoco podemos seguir esperando mejores condiciones laborales para cumplir dignamente con nuestra labor en favor de la salud y vida del 80% de la población.

EDITORIAL: Una inyección, pero de recursos para la Salud

Según estudios realizados por el Centro de Políticas Públicas e Innovación en Salud de la U. del Desarrollo (CIPSUDD), publicadas en El Mercurio hace unos días, entre 2020 y 2024 las prestaciones GES rezagadas por cáncer en Chile crecieron 221,8%, al pasar de 4.758 a 15.312. Es decir, se triplicaron en 4 años, con un impacto directo en los tiempos de espera para la atención de las personas, en especial mujeres, existiendo atrasos de hasta un 30% por tumores mamarios, cuyas prestaciones aumentaron un 12% entre 2023 y 2024. Lo anterior, sumado a las demoras en recibir atención, pues de las 15.312 prestaciones atrasadas en cáncer las que llevan más tiempo de demora son las relacionadas con el cáncer cervicouterino, llegando al año de postergación, por lo cual este año resulta crucial para poder reducir la espera en general, pero con énfasis en aquellas atenciones que registran mayor mortalidad, como pasa con el cáncer, toda vez que uno de los grandes desafíos para el sistema de Salud Público es reducir la cantidad de casos que se encuentran en espera de una atención o de una cirugía, cuyo número cerró 2024 por sobre los 3 millones.

Ante ello, como CONFEDEPRUS y junto con otros gremios de la Salud creemos necesario, urgente e impostergable un reajuste presupuestario que permita abordar la crisis en Salud Pública, inyectando los recursos suficientes para ser capaz de dar respuestas oportunas a la demanda por atención de la población ya que después de la pandemia todo aquello fue postergado, incrementándose las listas de espera, por lo que resulta indispensable poder mejorar la gestión y optimizar los resultados a través del incremento de personal del equipo médico, la apertura de más pabellones, más insumos y equipamiento que permitan resolver estas atenciones pendientes en Salud. La gran demanda de atención existente en el sistema sobrecarga al personal, que ya es insuficiente y que sigue secuelado a partir de la experiencia vivida en pandemia, tanto en su salud física como mental, lo que mantiene altos índices de ausentismo a razón de las funciones que cumplen en sus espacios de trabajo.

Necesidades que hoy deben resolverse no sólo para contar con todo el personal disponible para la atención, sino también para cerrar las brechas que tenemos en nuestros hospitales y que permitan dar una atención más oportuna a la población, situación que no sólo se mejora con aumento de especialistas, lo que puede resolver parcialmente el problema a través de distintas redistribuciones de personal para reducir listas de espera, pero eso seguiría sobrecargando al personal y no da una solución estructural. Más recursos, más personal, más insumos, más equipamiento y más infraestructura para el sistema de Salud Pública es lo único que va a permitir avanzar en estas brechas históricas en materias de atención en nuestro país. Sin recursos y sin el personal suficiente es imposible avanzar en aquello.

Editorial: Con Mi Plata No… Alcanza

EDITORIAL: “Con Mi Plata No… Alcanza”

 

El diagnóstico es claro, las pensiones en Chile son de miseria, por lo que se necesita de forma urgente modificar el sistema, por ello se legisla actualmente una reforma que ya fue aprobada de manera exprés en el senado y que debe discutirse en la cámara de diputados. Quienes aprueban señalan que toda reforma de este tipo no deja conforme a nadie porque oficialismo y oposición dejan elementos relevantes para lograr conseguir un acuerdo. Sin embargo, de ambos sectores se escuchan voces muy críticas sobre esta reforma propuesta. Que hay de cierto y que no ¿mejora las pensiones de los actuales y futuros pensionados? ¿es esta reforma al sistema, suficiente para entregar a todos los pensionados jubilaciones dignas que permitan mantener un nivel de vida conforme a su larga vida laboral estableciendo pensiones con tasas de reemplazo del orden de los 2/3 del sueldo del trabajador? Nos parece que dando respuesta a estas preguntas podremos tener una opinión que nos permita calificar de buena, regular o mala esta reforma.

Quienes defienden el acuerdo, alcanzado por el gobierno y la oposición, nos responden a la primera pregunta de manera tajante, que sí, señalan, que los actuales pensionados no pueden seguir esperando y esta reforma viene a mejorar esa jubilación de miseria a la gran mayoría de los pensionados. Los datos que muestran evidencian que la menor alza es para las mujeres que han cotizado por debajo de los 13 años y que se pensionan a los 60 años y antes de los 65, ellas recibirán $9.604 extras; Las mujeres que más aporte recibirán con esta reforma serán aquellas que se jubilan desde los 65 años y cotizaron por más de 13 años, ellas serán beneficiadas con $46.000. Para los pensionados de sexo masculino, los montos van desde los $25.000 para los que menos cotizaron (inferior a 20 años) y de $132.000 para los que cotizaron sobre los 20 años.

¿Alguien podría decir, objetivamente, que no suben las pensiones? La respuesta es no, tienen razón, subirán las pensiones, entonces nos podemos hacer otra pregunta ¿son estos montos suficientes para responder la segunda pregunta de manera positiva?

Antes de responder esta pregunta, aclarar que la vara de los 2/3 del sueldo es un porcentaje que internacionalmente es considerado como una pensión razonable para mantener un buen vivir y no caer en la línea de la pobreza.

En Chile ya se han realizado 2 reformas al sistema destinadas a mejorar las pensiones, ambas (pilar solidario y PGU) fueron dirigidas a los pensionados de menores ingresos, los más desposeídos. Esta reforma hace un énfasis a quienes más han cotizado e intenta compensar a las mujeres que se ven más afectadas por las fórmulas de cálculo de las pensiones. La PGU, pensión garantizada universal, ya no será universal, sólo abarcará al 90% de los pensionados, se dice que ese 10% que no incorpora tiene ahorros suficientes para autofinanciar su pensión.

Para las y los profesionales las cifras señalan que quienes ganan sobre un millón tendrán tasas de reemplazo máximas de un 50% (sueldos de 1 millón) y hasta un 25% para quienes ganen sobre 2 millones. Los cálculos basados en estimaciones de rentabilidad promedio y teniendo en cuenta las modificaciones de esta reforma son decidores, son proyecciones reales. Los números no son alentadores, lo que hace prever que seguiremos teniendo pensionados que tendrán que bajar su calidad de vida al límite de la línea de pobreza.

Se dice que con esta reforma tendremos pensionados que podrán jubilar con tasas de reemplazo del orden del 60 o 70%, incluso 80%, ¡es lo que todos quieren! Lo anterior es innegable, las cifras así lo demuestran también, pero que no te engañen, quienes si tendrán esas tasas de reemplazo son aquellos trabajadores y trabajadoras que tenían sueldos cercanos al salario mínimo, es decir salarios que apenas alcanzan para comer, solo ellos tendrán esas tasas de reemplazo, la clase media seguirá recibiendo tasas de reemplazo bajísimas, menores al 1/3 cuando mucho de 2/5 de tu sueldo.

Respondemos la segunda pregunta de manera categórica, esta reforma no se hace cargo de la clase media, quienes seguirán teniendo pensiones de miseria, pensiones apenas por sobre el salario mínimo.

La evidencia muestra que con mi plata noalcanza. Es más ya el Estado de Chile financia el 88% de las pensiones que se pagan en el país y las AFP sólo aportan con el 12%. Es tiempo que aquellos que defienden que no les toquen sus ahorros entiendan, esta reforma sigue entregando tu dinero a las AFP para que ellos y los grandes empresarios se hagan más ricos y que recibes a cambio, una pensión de miseria que a los más desposeídos los financia el Estado porque con tus ahorros no alcanza y a quienes han tenido la suerte de ser profesionales solo recibirán una pensión similar al sueldo mínimo.

La evidencia muestra que el problema es el sistema de capitalización individual que administran las AFP y esta reforma no modifica el sistema, más bien lo profundiza. Por ello como Confedeprus señalamos que con mi plata no alcanza, es urgente modificar la capitalización individual como base de la pensión del trabajador/a. Se necesita agregar un reparto solidario intergeneracional como lo tienen la inmensa mayoría de sistemas exitosos del mundo. La capitalización del sistema financiero se puede hacer de múltiples otras formas.

 

EDITORIAL: Ley Karin y aplicación del Convenio 190

“Son maltratadores, avisen, hagan sumarios”. Este fue el mensaje dejado por la funcionaria del Ministerio de Hacienda que el pasado miércoles 15 de este mes murió tras caer del piso 14 de esa repartición pública, acusando acoso laboral por parte de su jefatura, ante lo cual la Fiscalía de Género del Ministerio Público inició una investigación por el caso, descartándose la intervención de terceros en el caso. El acontecimiento viene a recordar el hecho que dio origen a esta ley, la 21.643, como fue el suicidio de la Tens Karin Salgado, funcionaria pública de la salud que trabajaba en el Hospital Herminda Martín de Chillán, quien se quitó la vida en el 2019 por el constante acoso laboral que sufría.

La llamada “ley Karin”, que entró en vigencia el 1 de agosto el año pasado, establece un marco legal claro para la prevención y sanción del acoso y la violencia en el entorno laboral en Chile, de manera de promover ambientes laborales saludables, de acuerdo con las obligaciones del Estado que ratifican los Convenios Internacionales, específicamente en relación al Convenio 190 sobre Violencia y Acoso en el Trabajo y la Recomendación 206 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), especialmente en aquello vinculado a los espacios de trabajo seguros y saludables, libres de violencia en el trabajo. De esta manera, una de las principales modificaciones introducidas por la Ley Karin en el Código del Trabajo y en la Ley de Bases de la Administración de Estado, son los principios que se incorporan al ordenamiento jurídico, indicando por un lado que las relaciones laborales deben fundarse siempre en un trato “libre de violencia”, y por otro, la incorporación de la “perspectiva de género”.

Las conductas que constituyen acoso, hostigamiento o maltrato laboral pueden darse por acción u omisión, yendo desde las más sutiles (comportamientos descorteses que entran en conflicto con los estándares de respeto mutuo, tonos de voz inapropiados, gestos físicos hostiles, por ejemplo) hasta otros más explícitos (gritos, insultos, golpes), por lo cual esta ley viene a poner un freno a conductas normalizadas en ambientes de trabajo en donde queda mucho por avanzar para cambiar la cultura organizacional, la que muchas veces tiene que ver con la forma de ser de las personas respecto del manejo de habilidades blandas que, de no cambiar, pueden perpetuarse y generar situaciones de hostilidad o violencia, necesarias de erradicar de los espacios de trabajo para evitar que lleguen a transgresiones más graves.

Por ello, como CONFEDEPRUS creemos que un ambiente de trabajo que reúne las características de ser saludable es aquel en el cual se han tomado todas las medidas para tener un nivel de convivencia armónico, incorporándolos como parte de la cultura organizacional con el objetivo de prevenir, investigar y sancionar todo tipo de conductas constitutivas de acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo, espacio en el que muchos trabajadores y trabajadoras sufren a diario abusos, los que como gremio hemos denunciado de manera permanente para obtener la protección necesaria ante este tipo de situaciones, las que ahora se pueden denunciar y lograr resultados gracias a la modificación hecha a la normativa, bastando que el hecho ocurra sólo una vez y teniendo, además, un fuerte énfasis en la prevención y mejora de los procesos, incorporando la perspectiva de género de manera trasversal, lo que es un gran avance. Por la equidad e igualdad en el trato Confedeprus siempre junto a las mujeres que mayoritariamente son víctimas de estas situaciones detestables.

Así también, como gremio de la Salud que vela por sus trabajadores y trabajadoras esperamos la aplicación del Convenio 190 con todos sus elementos, porque si bien incorpora el concepto de acompañamiento, no incluye la reparación, necesaria para el fortalecimiento de la institucionalidad, de manera de cautelar efectivamente nuestros derechos fundamentales como trabajadores y trabajadoras públicos/as del Estado de Chile.

EDITORIAL: Urge reformar un sistema de AFP fracasado

En medio de la discusión por la mal llamada “reforma de pensiones”, que no reforma nada y que actualmente se encuentra en su fase final de tramitación en la Comisión de Trabajo del Senado para llegar a un acuerdo dentro de este mes, desde el mundo social del cual somos parte como CONFEDEPRUS y en conjunto con otros actores sociales, como la Coordinadora No + AFP, tenemos y mantenemos el convencimiento de que este proyecto no viene a dar solución al problema de fondo, como son las bajas pensiones para los trabajadores y trabajadoras de Chile, sino que viene a darle una mano al modelo privado, al igual que pasó con las ISAPRES. Un sistema de previsión que no fue diseñado para Seguridad Social, sino para recolectar fondos desde los sueldos de millones de chilenos y chilenas mediante un sistema de ahorro forzoso ideado para inyectar dineros al sistema financiero y mercado de capitales, en el cual la única libertad de elección es poder decidir entre una u otra administradora, pero siempre dentro del mismo sistema de capitalización individual, que a lo largo del tiempo ha demostrado con números concretos su fracaso, especialmente para las mujeres.

De hecho, en los últimos 10 años, los resultados son concluyentes y desastrosos. A diciembre de 2020, el 50 % de los 982 mil jubilados y jubiladas que recibieron una pensión de vejez obtuvieron menos de $215 mil ($154 mil si no se incluyera el Aporte Previsional Solidario (APS) del Estado). Incluso, en el tramo de aquellas personas que cotizaron entre 30 y 35 años, el 50 % recibió una pensión autofinanciada menor a $300 mil, valor inferior en $26.500 del salario mínimo vigente al 31 de diciembre de 2020. Esta grave crisis previsional, se acentúa en el caso de las mujeres, ya que el 50 % de las 456 mil jubiladas por vejez, recibe una pensión menor a $160 mil ($141 mil si no se incluyera el Aporte Previsional Solidario del Estado) y la pensión mediana para quienes cotizaron entre 30 y 35 años, vale decir, casi toda una vida laboral llega a sólo $295 mil, incluyendo el APS.

Por otra parte, el 50% de las mujeres que cotizaron entre 35 y 40 años y se pensionaron en el mes de abril de 2024 pudieron autofinanciar una pensión de vejez menor a $345.420, equivalente a un 75,1% del salario mínimo, en tanto que en junio de 2023, el monto promedio de la pensión autofinanciada para las mujeres fue de $218.662, a diferencia de la de los hombres, que alcanzó los $356.851, dejando en evidencia que la brecha entre los montos de las pensiones de hombres y mujeres es significativa. Diferencia que la Pensión Garantizada Universal (PGU) ha ayudado a disminuir, pero que sigue siendo alta en desmedro de las mujeres.

En síntesis, prácticamente el 80 % de las pensiones pagadas son menores al Salario Mínimo y sólo un 12,5 % alcanzó una pensión total superior a $503 mil, siendo la realidad de los nuevos pensionados es más crítica. El 50 % de las 102 mil personas que se pensionaron durante el año 2020, a través de su ahorro y la rentabilidad conseguida por las AFP, sólo lograron autofinanciar una pensión menor a $75 mil, y el 50 % de las personas que cotizaron entre 30 y 35 años en su vida laboral, pudieron autofinanciar una pensión menor a $287 mil, monto que equivale a 88,1 % del Salario Mínimo a diciembre de 2020, siendo nuevamente el panorama para las mujeres más precario, ya que el 50 % de las 54.166 nuevas pensionadas, pudo autofinanciar una pensión menor a $36 mil y la mitad de las mujeres que cotizaron entre 30 y 35 años, lograron autofinanciar una pensión menor a $254 mil, monto que equivale a 77,8 % del Salario Mínimo a diciembre de 2020.

Dentro de este escenario y en su último año de gestión, el gobierno ha cedido posturas frente a una oposición que se ha empeñado en bloquear cualquier intento de cambio del modelo y sistema que defienden a brazo partido para poder seguir exprimiendo hasta el último peso del ahorro de los trabajadores y trabajadoras, para lo cual hemos visto que no han escatimado en gastos publicitarios para seguir engañando a la población y así sostener su millonario negocio. De esta manera, el gobierno incumplió su compromiso de terminar con las AFP, alineándose con los intereses del empresariado y, con ello, traicionando al pueblo, a la gente que creyendo en sus promesas votó por ellos, confiado en que una administración de corte ´progresista pudiera cambiar las cosas. Sin embargo, la desesperación por aprobar modificaciones al sistema, mostrar algún tipo de avance y con ello legitimarse ante su base social, lo llevó contradictoriamente a aceptar una reforma que termina por validar y fortalecer el sistema de las AFP.

Como CONFEDEPRUS creemos que se debe terminar con la lógica de la capitalización individual, los datos no mienten, urge reformar este sistema, resulta insostenible para que tanto sectores populares como de clase media, más del 90% de la población, puedan alcanzar una pensión digna. La única salida es avanzar hacia un sistema de reparto solidario y tripartito, en el cual el Estado aporte a su financiación a través de impuestos a las grandes empresas y fortunas. Para ello, no basta con rechazar la reforma, debemos retomar el camino de la movilización, la organización y la huelga, únicas herramientas que podrán poner fin al saqueo de los ahorros de los trabajadores y trabajadoras. Mantener esta relación no consensuada y abusiva representa una traición al pueblo, a sus demandas y necesidades, por lo que creemos que este proyecto claramente no es lo que el pueblo trabajador necesita, debiéndose promulgar en su reemplazo una verdadera Reforma de Pensiones, una Ley Corta destinada a mejorar ahora las pensiones de los sectores más afectados. No puede ser que los negocios del gran empresariado se financien con el ahorro forzado de las y los trabajadores, urge un modelo que garantice una verdadera seguridad social.

EDITORIAL: La movilización social debe marcar presencia este 2025

El año que inicia llega con varias noticias respecto de temas tanto de corte presupuestario para la nación como de reajuste para el sector público, además de otros como reforma de pensiones y, en general, diversos incumplimientos con los trabajadores y trabajadoras del país por parte de un gobierno que, a más de la mitad de su camino, cambió las prioridades comprometidas en su campaña y programa, dando la espalda a las fuerzas sociales que apoyaron de manera decisiva su llegada a La Moneda en 2022. Dentro de este contexto de promesas incumplidas y de campañas presidenciales para las elecciones de fines de 2025, el año que se avecina arrastra diversas deudas pendientes ante las cuales como agentes de cambio debemos reactivar en términos de demandas sociales pendientes, especialmente en ámbitos de seguridad social, esto es, Salud, Pensiones, Vivienda y otras condiciones para una vida digna.

Sin duda que dentro de este escenario la tarea no es fácil, puesto que sabemos que son luchas desgastadoras que muchas veces no permiten avanzar como quisiéramos. Sin embargo, y por lo mismo, también son luchas irrenunciables, que deben ser abordadas con la misma convicción de siempre, por una salud pública digna, universal y de calidad, con derechos laborales para sus trabajadores/as en el marco de un país más democrático, justo, diverso y tolerante. Lograr cambios de fondo para conseguir mayores niveles de justicia social ha sido siempre una tarea enorme, puesto que se deben enfrentar fuerzas muy poderosas a todo nivel, que son las que manejan y controlan la situación a su favor y en beneficio propio a costa de millones de chilenas y chilenos. Conseguir avances puede significar años, décadas, de lucha, siempre con el riesgo de retroceder en estas conquistas.

Para ello, es imprescindible la articulación y el trabajo conjunto con otros gremios, tal como lo hemos venido haciendo como parte integrante de la MSP, ya que es en esta unidad en la que fortalecemos estas luchas. Del mismo modo, resulta también fundamental el avance de los temas pendientes en mesas de trabajo con el gobierno que den frutos y no reuniones estériles en las que se sigan estancando aquellas materias que son relevantes para el trabajo decente de nuestros y nuestras profesionales de la Salud, las que abarcan las condiciones laborales que son fundamental para el fortalecimiento de la Salud Pública y una buena atención a los millones de chilenas y chilenos que se atienden en ella. Desafíos que nos impulsan a seguir creciendo y luchando por estos objetivos, que son los de todos y todas que demandamos la garantía de derechos sociales fundamentales y que, hasta ahora, aún siguen desprotegidos y a merced de un sistema que pretende seguir manteniéndolos como mercancías, sin un acceso universal a ellos, sino restringiéndolo solo a quienes puedan pagar por ellos.

Las próximas elecciones presidenciales se llevarán a cabo a fines del 2025, por lo que este año estará marcado por las campañas políticas en donde cada candidato deberá definir de manera clara posiciones frente a aquellos temas que siguen pendientes con la ciudadanía y que, más allá de la seguridad, también tienen que ver con seguridad social, con la situación critica en la que se encuentra la Salud Pública de Chile y que se ha expresado en los miles de personas fallecidas producto de las listas de espera, en la crisis hospitalaria que afecta a diversos recintos asistenciales en todo el país en donde se atienden millones de chilenos y chilenas, entre otros temas que como agentes de cambio debemos poner sobre la mesa marcar presencia en las calles para exigir que sean incorporados en las agendas de campaña.

EDITORIAL: Sobre la reforma de pensiones

La política institucional ha aprovechado la premura de los tiempos involucrados en el cierre del año 2024, para desarrollar y tomar decisiones sobre temas trascendentales que afectan directamente a la ciudadanía en Chile. Lamentable camino tomado principalmente por dos poderes del Estado como son el Ejecutivo y el Legislativo, ya que oportunistamente mientras el Pueblo en general está preocupado de otros temas, se avanza en cuestiones fundamentales sin reflexión profunda, sin despliegue de información en forma democrática. Uno de estos temas es lo que se ha denominado como una reforma al sistema de pensiones.

Un escenario bastante difícil de enfrentar ya que la situación de las pensiones es altamente dramática con una multiplicidad de miradas y soluciones, cuestiones que se han revisado por Ejecutivos anteriores con fracasos significativos y ahora es el turno del gobierno del presidente Boric.

Las visiones acerca de reformar el sistema de pensiones han estado en permanente discusión. Ante la existencia de posiciones liberales, aparentemente contrapuestas, finalmente se observa que se busca la mantención del sistema actual perfeccionándolo mediante la mayor participación del Estado en forma subsidiaria.

Pese al compromiso inicial del gobierno actual sobre cambiar totalmente el sistema de previsión de Chile hoy nos encontramos en el escenario oficial que tiene el fin de mantener el modelo de mercantilización de los Derechos sociales, por cuanto mantener la privatización del sistema de pensiones con fines de lucro.

Lamentablemente estas definiciones también están en manos de un Congreso con bajos niveles de aprobación por parte de la ciudadanía y que, en la actualidad, en general, no representan al Pueblo sino que representan a intereses netamente económicos.

Al respecto, cada discurso de políticos de distinta tendencia, con el fin de alcanzar acuerdo sobre este tema, debe ser revisado en su mérito ya que se observa en general que no se busca transitar hacia recuperar el Derecho Fundamental de la Seguridad Social en materia de pensiones, sino más bien a resguardar los intereses de los dueños del poder económico en Chile, yendo en dirección contraria a lo declamado por el Pueblo Chileno.

En este desarrollo está claramente establecido que la situación se ha llevado al punto crítico de la defensa de una ideología basada en el neoliberalismo y el resguardo del mercado de capitales, alejándose de los principios universales de la Seguridad Social.

Se insiste en que el mejoramiento pasa por fortalecer el negocio de las pensiones: ratificando y aumentando el desarrollo de la capitalización individual, generando algunos argumentos para su efecto final, entre otros, aumentar la edad de jubilación.

Es por ello que en la actualidad el Ministerio de Hacienda tiene mucho más que decir sobre el particular, más que el mismo Ministerio del Trabajo, ya que las decisiones afectan directamente sobre la economía del país.

El Pueblo chileno debe estar alerta, cumpliendo permanentemente con su rol fiscalizador sobre el quehacer y postura del gobierno y de los parlamentarios de distintos distritos, con el fin de conocer su intención de voto y su postura sobre lo que el Pueblo chileno exige.

La situación actual de la negociación política al respecto ha implicado cambios significativos en la propuesta original del gobierno, dejando muy satisfechos a los que ostentan el poder económico y alejándonos cada vez de un modelo basado en la Seguridad Social.

En la lógica de fortalecer el mercado de capitales, el gobierno terminó aceptando las combinaciones alambicadas propuestas por la derecha política y el poder económico, lo que de avanzar sería en realidad una verdadera derrota para las y los trabajadores.

Es necesario hacer un llamado al gobierno para que retire el proyecto y defienda su postura original, más, requiera de un cambio en cuanto a la entrega de la PGU llevándola a la condición de universalidad y que sea entregada a las mujeres desde su edad de retiro laboral.

También debe aclarar de frente a la ciudadanía sobre la situación de la propuesta de aumentar la cotización con cargo a los trabajadores de un 0,5% para ser aportados a un fondo solidario ya que, si no se cumple con la idea original de un 6% de cargo del empleador al mismo fondo, el aporte adicional de los trabajadores no se justificaría. Si no es así se interpretaría como mayores ganancias para las AFP’s.

Si el 6% con cargo al empleador se asigna a capitalización individual, no será ningún aporte a la mejora de las pensiones por parte de las AFP’s, ya que han demostrado en 43 años de ejercicio impuesto obligatoriamente, su fracaso en el logro de rentabilidad en el modelo. Un mayor aporte a las AFP’s no significará mejores pensiones, es cosa de observar la caída de las rentabilidades de los fondos y a sus negativas proyecciones. Por cuanto nuevamente será el Estado subsidiario el llamado a resolver la situación, Estado que ya no contará con el componente social que se proyectaba originalmente en la reforma. Mantener el modelo de cuentas individuales, es mantener la crisis social y financiera que asumirá el Estado, y específicamente nosotros.

Claramente es imperante una reforma de pensiones, avanzando hacia la recuperación del Derecho fundamental de la Seguridad Social, pero en dicha urgencia no podemos aceptar cualquier reforma. La urgencia de resolver la situación precaria de miles de chilenos y chilenas pensionados nos pone en jaque permanentemente. Y hoy es el caso, pero ello debe implicar medidas que cambien el modelo fracasado de las AFP’s por un modelo fundado en los principios de la Seguridad Social, si eso no se da debemos seguir luchando por cambiarlo de raíz, de lo contrario perpetuaremos un modelo basado solo en la ideología de la oposición a la regulación del mercado y a la mínima participación del Estado en la economía del país.

En el mediano plazo exigimos al gobierno avanzar en un proceso para una reforma mayor y estructural que nos permita lograr un sistema previsional para “jubilaciones”, prosperar hacia un sistema solidario con responsabilidad del Estado, y que determine la reinstauración de la Seguridad Social como un Derecho.

EDITORIAL: AFPs y trabajadores/as, una relación no consensuada y abusiva

En noviembre de 2022, el gobierno del presidente Gabriel Boric presentó al país y al Congreso una propuesta de Reforma Previsional cuyo principal objetivo era hacer frente a las demandas sociales por mejorar las pensiones de los actuales y futuros jubilados, especialmente para reducir las brechas de género y asegurar condiciones más dignas para las mujeres. Esto, a pesar de la presión permanente de gran parte de la ciudadanía para acabar definitivamente con el sistema de AFPs, la que sin embargo ha sido desoída de manera permanente por distintas autoridades políticas que insisten en mantener el actual orden de cosas sobre el cual se sostiene toda esta estructura financiera que se ha levantado y construido en base al abuso y la expropiación de los ahorros de los trabajadores y las trabajadoras de Chile. Un proyecto que busca aumentar los montos de las pensiones, pero que ha tenido en la distribución del 6% de cotización adicional el principal obstáculo para alcanzar un acuerdo, debiendo ser despachado a Sala antes de que finalice el año 2024 con la expectativa de concluir el segundo trámite constitucional a más tardar en enero de 2025.

Dentro de lo que ha sido este largo proceso, el pasado domingo el presidente de RN y miembro de la comisión del Senado donde se negocia la reforma de pensiones, Rodrigo Galilea, señaló en el programa Mesa Central de canal 13 que se llegó a un acuerdo para que ese 6% vaya íntegro a capitalización, proponiendo fórmulas que resguardan muy bien el negocio de las AFP y traspasa a los usuarios, las usuarias y al Estado el costo de esta “reforma”, frente a esto los partidos del oficialismo han guardado silencio ante esta trampa instalada por el senador Galilea, en la que el 6 % irá íntegro a las cuentas individuales manejadas por las AFP, lo cual más allá de servir para mejorar las pensiones de millones de chilenos y chilenas, sólo fortalece, consolida y mantiene el sistema, tanto financiero como político, ya que ese 6% servirá para aumentar las pensiones a quienes se pensionen en 50 años más y, aun así, ese aumento será marginal ya que ni siquiera llegará a una tasa de reemplazo del 40%. Igualmente, la fórmula propuesta por el ministro de Hacienda, Mario Marcel, respecto de mejorar la PGU y corregir las brechas de género, se haría a través de un préstamo de los propios ahorros que administran las AFP, potenciando el mercado de capitales y fortaleciendo las AFP a través de seguir entregando migajas a los pensionados y pensionadas.

Lo cierto es que, más allá de las definiciones técnicas, acá de lo que se trata, el problema de fondo, es de terminar con un sistema que no esta diseñado para entregar seguridad social, sino más bien recursos frescos para el mercado financiero.  El clamor de la ciudadanía consciente de la realidad  que ve las pensiones miserables que reciben nuestras y nuestros adultos mayores ya se expresaron en el año 2016 donde unas 750 mil personas marcharon  en todo Chile, cerca de 2 millones lo hicieron en 2017 y unas 3 millones de personas en 2019, aburridas de los abusos de un sistema cuyas groseras utilidades suben año tras año usando nuestros propios ahorros y a cambio éstos mismos ahorros suben apenas un 2,4% en promedio en nuestras cuentas individuales. Sin embargo, la masiva demanda social por terminar con el modelo de capitalización individual de las AFP, impuesto en dictadura y reemplazarlo por un verdadero sistema de Seguridad Social de reparto y solidario, ha sido junto con otras demandas, como la Salud, sistemáticamente desatendida a pesar de ser una de las más potentes y permanentes demandas de la ciudadanía.

Por ello, como CONFEDEPRUS creemos que las trabajadoras y los trabajadores debemos ser protagonistas de este debate para definir a través de una consulta en la que podamos decidir los destinos de nuestros fondos, toda vez que esta relación con las AFP no ha sido consensuada sino abusiva, con perjuicio directo en contra de millones de chilenos y chilenas que hemos dicho numerosas veces “No más AFP”, sin entender que «no» es no.

EDITORIAL: La Salud como derecho humano fundamental

El pasado 10 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de los Derechos Humanos, fecha instaurada en 1948 para establecer por primera vez la protección y defensa en todo el mundo de los derechos humanos fundamentales que toda persona tiene, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición, lo cual como CONFEDEPRUS hemos defendido siempre, siendo parte de nuestras luchas permanentes e irrenunciables ya que inciden directamente en el estado de salud de la perosna. En esta línea, el derecho a la Salud ha sido y es uno de los objetivos centrales de nuestras luchas como gremio, junto con los derechos laborales de los trabajadores y las trabajadoras que sostienen el sistema y la vida de la población, muchas veces exponiendo la salud y vida propias.
En este día, la ONU ha hecho el llamado a hacerse cargo del financiamiento de la Salud como una tarea prioritaria para que los pueblos puedan disfrutar del más alto nivel posible de salud física y mental, debiendo la Constitución ajustarse a sus obligaciones internacionales en materia de Derechos Humanos en toda su amplitud, ante lo cual los estados están obligados a hacerse cargo. De hecho, el artículo 25 de la Declaración Universal de DD.HH. establece que toda persona tiene derecho a la salud y al bienestar, incluyendo la asistencia médica, así como la OMS declara que la Salud es un derecho humano fundamental y se compromete a garantizar el más alto nivel de salud para todos.
Sabido es que las condiciones socioeconómicas y el acceso limitado a servicios básicos exponen a las personas a un mayor riesgo de enfermedad, dificultándose también el acceso a la atención médica por barreras financieras y geográficas. Por ello, expertos internacionales recomiendan transformar los sistemas de salud basándolos en la Atención Primaria de Salud (APS), un modelo centrado en las personas, las comunidades y enfocado en la salud, no en la enfermedad, abordando los determinantes sociales y ambientales que condicionan la salud, el bienestar y la equidad en salud de las personas y las comunidades mediante una acción intersectorial, junto con aumentar la inversión en salud hasta al menos el 6% del PIB e invertir el 30% de estos recursos en el primer nivel de atención, de modo de poder garantizar un acceso equitativo a los servicios. La salud y el bienestar son aspectos centrales de una vida plena y no deben considerarse un privilegio, sino la base sobre la que la sociedad crece y se desarrolla.
Por ello, cuidar al que cuida resulta fundamental para poder garantizarle a la población el derecho a una Salud digna, oportuna y de calidad, a través de condiciones de trabajo decente para quienes se desempeñan en el sistema público, quienes durante décadas han debido lidiar con todas las precariedades existentes en la Red Asistencial. Necesidades y demandas objetivas que no han sido respondidas de manera satisfactoria por sucesivos gobiernos y por las cuales nos hemos movilizado junto con otros gremios y la CUT, exigiéndole al Ejecutivo que cumpla con sus compromisos. No hacerlo es fallarle no sólo a los trabajadores y trabajadoras, sino también a millones de chilenos y chilenas que creyeron en las promesas de campaña del actual gobierno y que siguen esperando que su salud sea, finalmente, un derecho.